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La cuarta revolución industrial y los marginados digitales

Última actualización: 14 de junio de 2019

Es necesaria la ley TIC para permitir que los grandes jugadores del mercado inviertan en los próximos cinco años en el país.

Última actualización: 14 de junio de 2019

Publicado en: Portafolio.co

La noticia de que en Medellín se construirá el primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Iberoamérica, con apoyo y asesoría de la Ocde es un gran logro para el país.

Pero, me perdonan mi actitud de académico y analista, hay que ver el vaso medio vacío. 
Como dijo mi amiga Adriana Molano en su artículo ‘¿Es coherente nuestro centro para la cuarta revolución?’, “¿será posible que pasemos de lo tecnológico a la verdadera política sobre tecnología?”.

La construcción de dicho centro no hará que al país llegue la cuarta revolución industrial. Nos hace falta mucho y no estoy hablando de infraestructura o de conectividad. Estoy hablando de educación. Mientras en el mundo académico hay una discusión acerca de incluir el estudio básico de programación en el preescolar y la escuela primaria, en Colombia aún creemos que lo central es llenar de cacharros a los niños y maravillarnos porque un niño de cuatro años maneja mejor el celular que sus abuelos.

Estamos creando una generación de zombis digitales e, infortunadamente, nosotros los padres y los educadores y la sociedad entera es la culpable. Lógico, están ayudando las redes sociales más perniciosas, empezando por Facebook, esa enorme ventana que explota nuestro instinto más atávico, el chisme.

No debemos dejar de preocuparnos por la automatización y la desaparición de oficios y profesiones como lo están señalando muchos estudios y expertos. Pero sí debemos preocuparnos más por la educación. Es increíble que el presidente Duque, el abanderado de la economía naranja, no tenga claro, aún, una ruta para potenciar el desarrollo de las industrias creativas y culturales. Y lo más triste es que no se ha hablado de educación. No quiero extenderme ni posar de experto. Solo voy a hablar de un parte del sector. 

Si de verdad queremos convertir a Colombia en un país preparado para afrontar toda la disrupción tecnológica que significa la 4RI y aprovechar nuestra tendencia a lo creativo y artístico, debemos preparar a nuestros jóvenes para que seamos la esquina de suramérica con mayor producción de software y contenidos multimediales (video juegos incluidos).

Es lo anterior y por la brecha digital existente. Sí, hay una enorme brecha entre la calidad de la conectividad de las grandes capitales de Colombia y del resto país. Por la brecha cognitiva existente: no es lo mismo un niño de preescolar de colegio privado de Bogotá a un niño de un hogar infantil del ICBF en un corregimiento en las montañas de cualquier municipio pobre de nuestra geografía, y la mayoría de nuestros más de mil municipios son pobres. Es por ello que debemos revivir el proyecto inteligente, el que pretendió consolidar un número importante de colombianos con certificaciones profesionales en software y hardware. Ahora más que nunca.

Mientras China y Estados Unidos se muestran los dientes, peleando por quién va a dominar la inteligencia artificial y el 5G, nosotros seguimos enfrascados en unas discusiones bizantinas acerca de si es necesario promover más inversión privada en el sector de las TIC y las telecomunicaciones. Es necesaria la ley TIC, impulsada por el Gobierno, con todas las recomendaciones que hemos hecho varias analistas, para permitir que los grandes jugadores del mercado inviertan no menos de 1.500 millones de dólares (es el cálculo del gobierno) en los próximos cinco años en el país, acelerando el sector y toda la economía.

Pero, insisto, necesitamos más inversión en educación. Otro proyecto inteligente y la vinculación de nociones básicas de programación en el preescolar, la primaria y la secundaria. Debemos darle la posibilidad a muchos niños y jóvenes, con potencial, en Valledupar y Mitú, Ipiales y Maicao, a tener otras oportunidades, diferentes a ver como algo llamativo los negocios ilegales o la entrada a grupos delincuenciales.

Necesitamos que haya más ParqueSoft, más eventos de Singularity University, necesitamos que haya acceso a herramientas básicas de la 4RI en todos los colegios de Colombia. Mientras los niños y los jóvenes escuchen hablar de impresión en 3D y de realidad virtual a través de videos, estamos muy lejos de entrar en la cuarta revolución industrial.

Muchas gracias a Alfredo Roldán y a Isabel Espinosa por haberme apoyado para hablar de estos temas a chicos y docentes del Sena y de Valledupar. Mil gracias a Claudia Aparicio de Singularity University y a Santiago Pinzón, de la Andi, por sus buenos oficios. Y mil gracias a Ernesto Acevedo, director del Sena en el Cesar, y a Tuto Uhía Ramírez, alcalde de Valledupar, por apoyarnos.

Me siento feliz con la llegada de Alejandro Gaviria a la rectoría de Universidad de los Andes. Es la reiteración de una cátedra abierta, laica y cientificista, como la soñaron sus fundadores y que tanta falta nos hace hoy en Colombia. Buen viento y buena mar, profesor Gaviria.

Nicola Stornelli García
Analista de tendencias digitales

La cuarta revolución industrial y los marginados digitales

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