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Cuando el cine y la discapacidad hacen clic

Última actualización: 21 de septiembre de 2019

Los últimos sábados de cada mes la iniciativa “Cine para Todos” se toma el Cine Colombia del centro comercial Cacique y a través de funciones gratuitas para personas con limitaciones visuales, auditivas y cognitivas hace posible que el arte y la discapacidad “choquen los cinco”.

Última actualización: 21 de septiembre de 2019

Publicado en: Vanguardia

Desde las escaleras eléctricas que conducen al cine se siente la emoción. Se congestionan en un momento porque nadie quiere llegar tarde. Es el último sábado de agosto y ellos han esperado ese día durante todo el mes.

Ni siquiera los que llevan gafas oscuras logran ocultar que están felices. Sonríen todo el tiempo.

A las 9:30 a.m. la entrada de Cine Colombia en el centro comercial Cacique está llena. Se ven niños, jóvenes, adultos y ancianos. Algunos con bastones, de la mano de lazarillos o en silla de ruedas y otros hablan por medio de señas.

Esta vez el turno es para “Volando a casa”, la historia de Manou, una golondrina adoptada por dos gaviotas que intenta desesperadamente buscar su origen al no lograr encajar en su grupo y que tras varias situaciones de riesgo entiende que la familia va más allá de los lazos plumíferos.

Ese día, la película, el plan y el combo de crispeta y gaseosa por poco más de 2 mil pesos, menos del 10% de lo que pagarían en una función cualquiera, es para algunos, de lejos, lo más divertido del mes.

Además, es un derecho que aunque llegó tarde, apenas en 2013, se les empezó a reconocer cuando Colombia se adhirió a un tratado de la OEA que protege los derechos de acceso a la información, cultura y entretenimiento para todos sin importar su condición.

Después de pasar por la comida “porque no hay cine sin maíz pira”, como dice el pequeño que va saliendo de la fila de la mano de su mamá, se dirigen a la entrada de la sala, donde están los encargados de hacer que pese a las limitaciones de los asistentes la película sea una gran experiencia, no solo porque les entregan los dispositivos electrónicos que facilitan entender la película tanto a invidentes como sordos, sino porque además prestan el servicio con la mejor disposición y paciencia, sobre todo con las personas que tienen movilidad reducida y diferentes discapacidades cognitivas, pues la iniciativa también los incluye a ellos.

Tecnología para la inclusión

Faltan pocos minutos para que inicie la función y ya está la sala casi llena. Las personas con discapacidad visual están listas. El equipo de audiodescripción, audífonos conectados a una especie de batería que tiene un botón para encender el dispositivo y una rueda para regular el volumen, permite que ellos entiendan lo que está pasando y pongan a volar su imaginación.

A través del audífono, además de las voces normales de la cinta, ellos escuchan descripciones minuciosas de personajes, acciones, colores y cuanto sucede en la pantalla.

Si ellos quieren, también pueden descargar en una aplicación gratuita para móviles la descripción de toda la historia; sin embargo, a la mayoría les gusta pedir el aparato porque hace parte del plan, de la experiencia.

“Es como si fuera un audiolibro o una radionovela, lo que pasa es que uno está en el cine, qué es más chévere”, comenta un joven sentado en la primera fila.

La señora que está detrás de él lo escucha y deja las crispetas para agregar que “los ojos no son la única parte del cuerpo que permite ver. Cuando tú eres ciego aprendes a amar las partes de ti que te hacen ver la realidad y hasta la ficción de otra manera. Cuánto aprenderían todas las personas si por una vez en su vida vieran a través del corazón y de la imaginación y no solo de los ojos. Aprenderían a apreciar de otras formas lo que para ellos es aburrido porque lo ven todos los días”, explica.

Para las personas con discapacidad auditiva se entregan unas tabletas electrónicas que se sincronizan con el sonido de la película y proyectan los diálogos en lenguaje de señas. Un intérprete aparece en la pantalla del dispositivo y entonces para quienes no saben leer en español o no les gusta tanto, todo es más sencillo.

Además, la opción de subtitulado especial permite que las personas sordas o con baja visión lean los subtítulos con colores de alto contraste en la pantalla y con un tono distinto para cada personaje de la película.

Según el Ministerio de las Tic, toda la adaptación tecnológica de los dispositivos es hecha por expertos que en el proceso involucran a personas con discapacidad visual y auditiva para que evalúen cada paso, den su punto de vista y aprueben el resultado final.

Antes de cada función un equipo de profesionales, incluidos los que realizan la sincronización entre el audio de la película y las aplicaciones en España, trabajan por más de 15 días para que todo esté listo ese último sábado de cada mes.

Las personas en la sala agradecen ese esfuerzo portándose muy bien durante la función.

Se escuchan unos cuantos “shhh” en la sala una vez la cinta empieza y luego todos se pierden en ese mundo, donde el arte es arte sin importar las diferencias.

El arte de imaginar

Durante la proyección del largometraje animado se escuchan en el lugar sonidos de asombro, risas y hasta expresiones de tristeza. Nadie se desconcentra. Los que tienen la tableta ya se acostumbraron al vaivén de su cabeza. Del aparato a la pantalla y viceversa, rápido para no perderse de nada.

Por su parte quienes tienen los audífonos agachan la cabeza como en señal de más concentración y se emocionan con los sonidos. Se nota que están disfrutando y que están viviendo la película a su manera.

A la salida, cada cual tiene su versión de la película. Para algunos la golondrina era negra, para otros gris oscura. Unos más piensan que las gaviotas volaron sobre un río y otros que era sobre el mar. Hay detalles diferentes en las historias, pero lo que sí está claro es que todos lo disfrutaron y entendieron.

“Quizás, como recomendación, para nosotros los que no escuchamos sería bueno que el intérprete estuviera al lado de la pantalla para más comodidad. De resto todo muy chévere”, comenta un joven haciendo uso del lenguaje de señas.

En la actualidad, esta iniciativa del MinTic con el apoyo de Cine Colombia ha atendido a más de 90.000 personas en todo el país desde que inició en 2013. En el último año, más de 18.000 personas con discapacidad visual, auditiva y/o cognitiva asistieron a las funciones en alguna de las 14 ciudades donde se lleva a cabo.

“Nos vemos dentro de un mes, no vaya a faltar amiga”, se despide Camilo de “su mejor amiga”. Los dos, ciegos, se conocieron durante uno de esos sábados que ambos definen como “los más divertidos de la vida”.

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